La práctica de deporte es esencial para mantener una vida saludable, y en el caso de las personas que han sufrido daño cerebral adquirido, se convierte en una herramienta complementaria al tratamiento que puede ser muy beneficiosa. Es importante brindar a los pacientes una serie de ejercicios para trabajar tanto su condición física como cognitiva, conductual, funcional y emocional. En este sentido, la actividad física y el deporte juegan un papel fundamental, ya que no solo les ayudan a mejorar su condición física, sino también aumentan su confianza en sí mismos, su autoestima y favorecen las relaciones sociales.
Practicar deporte después de haber sufrido un daño cerebral, como un ictus, puede ayudar a prevenir posibles complicaciones futuras, como nuevos ictus, al regular niveles de colesterol, glucosa y tensión arterial. Además, en el caso de las personas mayores, mantenerse activo físicamente les ayuda a ganar flexibilidad, fuerza y equilibrio, reduciendo así el riesgo de caídas y lesiones.
Por eso, es fundamental promover y desarrollar el deporte adaptado para personas que han sufrido daños cerebrales. Actividades como la natación, el atletismo o los deportes de equipo son excelentes opciones para mejorar la calidad de vida de estos pacientes, prevenir lesiones y favorecer la socialización.
Es importante que encuentren una actividad que les motive y establezcan una rutina de ejercicio, pues esto será clave para su recuperación y para mejorar su calidad de vida.
Mejora de la condición física, psíquica y las relaciones sociales
El deporte puede cumplir funciones rehabilitadoras. La terapia físico-deportiva mejora la salud y las capacidades de las personas, ya que sus beneficios se producen a nivel físico, psíquico y social. Son numerosos los especialistas que coinciden al afirmar que la actividad física y el deporte pueden paliar carencias físicas y fisiológicas, así como aumentar la confianza en uno mismo y la autonomía.
Entre los beneficios que se asocian a la actividad física y el deporte tras sufrir un TCA, destacan:
- Ayuda a desarrollar el potencial físico.
- Contribuye a prevenir un ictus secundario.
- Mejora el auto-concepto, la autoestima, el conocimiento de los límites personales, la atención, la memoria, la concentración y los efectos de la depresión.
- Aumenta la socialización, la participación, el aprendizaje y respeto a las reglas o el desarrollo de la colaboración entre compañeros.
- Permite el disfrute del tiempo libre y cubre las necesidades lúdicas.